Los días 12 y 13 de junio de 2019, en la
casa de retiro de Nuestra Señora de Fátima de la ciudad de Riobamba, un grupo
de colaboradores de las seis unidades educativas de la RUEI participamos del
taller “Vocación y liderazgo” facilitado por Xavier Aragay y Jonquera Arnó.
Su objetivo fue profundizar en
los educadores con su propia vocación personal para, a partir de ello, acompañar
la construcción del proyecto de vida de los estudiantes.
La propuesta metodológica del
primer día fue planteada en un ejercicio fundamental: “mi presente y mi
historia como educador” con el fin de reconectarnos con nuestra vocación y retomar
la construcción consciente de nuestro proyecto vital. Fue un viaje a nuestro yo
interior para poder explorar la esencia de nuestra existencia, volver a la
fuente, al amor primero de nuestra vocación de educadores. Todo este viaje
espiritual se dio en un ambiente de oración, deteniéndonos en aquellos hitos
que han sido decisivos en nuestra historia vocacional, de sensibilizarnos ante
la experiencia compartida de los compañeros, y escribiendo nuestros relatos
personales. Este ejercicio nos condujo a ratificar que lo más importante de
nuestras vidas para cumplir con nuestra misión educativa es el cuidado de
nuestro interior, pues, lamentablemente, a menudo uno descuida esta dimensión
que es la que da sentido a la vida y al trabajo que se nos ha confiado. Al
finalizar el día ratificamos vivencialmente que lo central de la pedagogía
ignaciana es el cuidado de la persona (cura personalis).
El segundo día, la propuesta giró
alrededor del liderazgo. Fue un trabajo reflexivo: ¿qué es para mí liderar
desde mi vocación personal? Indudablemente que la propuesta pedagógica
ignaciana necesita de personas que vivan liderando conectadas con su vocación,
que sean conscientes que han nacido para transformar el mundo, que sean capaces
de conectarse con los otros (construir comunidad) para estar al servicio de
causas nobles que nos trasciendan.
Para hacer posible esta
transformación necesitamos apelar al corazón y al proyecto vital de los
educadores, invertir en crear espacios de soledad y conexión interior (tanto individualmente
así como también de manera institucional). Es una tarea que nace desde nuestro
compromiso como educadores ignacianos desde el horizonte común que nos invita a
caminar en comunidad, en red, junto a Aquel que es el camino, la verdad y la
vida.
Jonny
Cedeño
U.E.
Cristo Rey
No hay comentarios.:
Publicar un comentario