Por Francisco Javier Robalino, Director Ejecutivo de la RUEI, en la inauguración del Modelo Ignaciano de Naciones Unidas – MINU 2021 | 2021-06-02
Queridos invitados especiales y delegados a este segundo Modelo Ignaciano de Naciones Unidas, MINU 2021:
Con cariño deseo saludarles a nombre de las novecientos noventa y siete personas que trabajamos día a día en cada uno de nuestros seis centros escolares y en la Oficina de la Red de Unidades Educativas Ignacianas, RUEI Ecuador.
Es para mí un enorme placer dirigirme a ustedes, representantes de los casi nueve mil estudiantes que tenemos ahora mismo en la Red. Y es un gusto doble al saber que han aceptado la invitación a participar de este MINU2021, que por segundo año consecutivo se celebra desde la virtualidad, en ese común espíritu de ciudadanos del mundo que nos preocupamos por las necesidades urgentes del planeta, que desarrollamos acciones valerosas, empeñados honestamente en la acción sobre nosotros mismos y sobre el mundo, haciendo posible un compromiso doble: para la reconciliación y sanación de la tierra y hacia la justicia social.
Hace pocos días hemos iniciado la celebración del año ignaciano, la memoria de los 500 años desde cuando Ignacio de Loyola, batallando heroicamente en Pamplona fue herido, momento en el cual comenzó su conversión espiritual. Hoy día, como entonces, llevamos a cuestas una herida, un mundo herido en el que día a día se debaten las relaciones económicas, sociales, políticas y culturales de millones de seres humanos. Y más aún, un mundo que ha visto crecer sus heridas producto de la desigualdad, agravadas con las consecuencias producidas por el Covid 19.
Y, sin embargo, ante este horizonte que pudiera parecer amenazador, les tenemos a ustedes, queridos chicas y chicos, que con generosidad quieren dedicar sus esfuerzos a buscar alternativas, a escuchar, a dialogar, a reparar a partir del consistente conocimiento que puedan tener de la sociedad y de sus desequilibrios; llamados a mirar el mundo, la realidad, con los ojos de Dios, descubriendo la bondad y la belleza de la creación y de las personas, y comprometiéndose para ser agentes de cambio y trascendencia.
Como lo dije hace un año, lo que pretendemos con el MINU es sencillo y contundente, pues corresponde a la misión misma de la educación que brinda la Compañía de Jesús: transformar el mundo a través ustedes, queridos jóvenes. Un mundo en donde todas y cada una de las personas vivan reconciliadas consigo mismas, con las demás, con la naturaleza y, por tanto, con Dios. No esperamos menos que eso.
Gracias por aceptar este reto de dialogar para ser humanos y juntos construir humanidad.
Bienvenidos a todos ustedes, estimados delegadas y delegados, de todas las unidades educativas participantes: Borja (Cuenca), Cristo Rey (Portoviejo), San Gabriel y San Luis Gonzaga (Quito) y al San Felipe Neri (Riobamba), quien este año es el anfitrión de esta segunda edición del MINU.
Gracias a los organizadores, a la profesora Rina Ayala y a todo el equipo del San Felipe, quienes no han escatimado esfuerzos en cubrir la logística que demanda este tipo de eventos y gracias a los equipos de docentes que les acompañan y asesoran, para que alcancemos el nivel de calidad que buscamos.
Reciban un agradecimiento muy especial la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, quien desde este año se convierte en nuestro auspiciante oficial y quien otorgará importantes beneficios económicos (becas) a los mejores estudiantes delegados de cada uno de los cinco comités participantes.
Finalmente, quiero declarar inaugurado este Modelo Ignaciano de Naciones Unidas y posesionar al estudiante Juan Felipe Camacho como Secretario General de este MINU 2021. Siéntete acompañado en este encargo, que todo lo que realices sea a la mayor gloria de Dios y para beneficio de todos los participantes de esta simulación académica.
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